Los campos de cultivo se tiñen de rojo, las primeras escaramuzas comienzan, cada vez acercándose más al poblado.
El jefe vikingo con un grito salvaje suelta a sus perros de la guerra a darse un festín de sangre.
Los anglosajones intentan hacerse fuertes en el puente protegidos tras un muro sólido de escudos, pero pronto este primer punto de defensa caerá.